lunes, 14 de julio de 2014

Las huellas del tiempo



Es tan linda la postal que me has mandado. Te echo de menos, tan solo un poco; no te creas tan indispensable. Aunque así sea. Como pasa el tiempo, aún recuerdo que hace un año estabas dibujando unas lindas casitas en un papel a un lado mío. Aún recuerdo… recuerdo un poco solamente.

Que linda es París a un lado tuyo, que linda Roma, que linda Europa. Qué lindo el Mundo. Que linda postal me has enviado, la recibí por la mañana. Junto con el diario: Masacre en Gaza, Israel viola el tratado internacional. Pero yo solo pensaba en vos. Que lindas las flores, que linda que te ves allá por donde estas; lejos. ¿Cuantos años cumplirás en dos meses?, ¿cuantas velitas soplaras?, que el viento no se lleve tus años, que las velas no se apaguen, que vos regreses. Qué lindo, que lindo…el océano purpura tras tu cabeza.
Como pasa el tiempo, los minutos que se hacen historias. Los días que se hacen fotos, los años que se hacen nostalgias. Fue por la mañana, a eso de las siete; llegó Julián, el cartero. Con la postal y dos cartas del banco. Y el diario: Masacre en Gaza…masacre en Gaza…niños y mujeres… Israel viola el tratado Internacional. Pero vos, la postal. Que linda, París y la fotografía y vos.

Me senté a la mesa, como pasa el tiempo. Una taza de café, dos por si acaso. Uno nunca sabe. Abrí el sobre, ahí estabas. Cerré los ojos un instante, uno nunca sabe. Como pasa el tiempo, que triste es pensar que hace un año vos me abrazabas tan fuerte, tan lindo, tan “me rompes los huesos”. Recuerdas como nos conocimos, un té chai; sí, eso te gustaba a ti.  Me mandaste unas pequeñas letras en una hoja, aparte de la postal. ¿Qué decían? : Las palabras/no hacen el amor/ hacen la ausencia/ si digo agua ¿beberé?/ si digo pan ¿comeré? Qué triste. Ausencia, hay que mirar al cielo, abrir la ventana, ver si vos vienes por ahí, bajando la calle. Uno nunca sabe.

Que vacío, tremendo, oscuro, ausencia. Y si las palabras no hacen el amor y hacen la ausencia. Si digo tu nombre ¿es acaso que moriré?, mejor no; me callo. Como pasa el tiempo. Le di un trago al café, pero que amargo. Tras la carta había una foto, la postal. Que linda fotografía. Que linda que sos vos. Como pasa el tiempo… Recuerdas, sí recuerdas, estoy seguro. Que vos leías mis poemas y yo me hacia el tonto, el que no escuchaba. Recuerdas como tomabas el té chai. Sí, la manera, parecía que te bebías el universo a sorbos, de poquito a poquito. Estaba hirviendo, sí el Universo, que tontería. Puras palabrerías, pero hay que acordarse, de vez en cuando. Uno nunca sabe... uno nunca sabe.

Me quede quieto durante unos segundos. Historias. Te miraba el cabello, las piernas, las manos. El cielo purpura. Qué lindo es saber de ti, de Europa, de París, de Roma. Que estés bien, no estés triste. Es maravilloso saber de ti, el verano pronto acabará, supongo que regresarás, aunque digas que no, aunque no quieras. Uno nunca sabe. Pero qué lindo es saber de ti, que existes; que no estoy loco, que vos… un poco tal vez. Loquísima. Ya se me acabo el café. Tu postal la puse sobre la mesa. Ahora el diario: Masacre en Gaza, Israel viola el tratado internacional. Que desgracia. Pero vos… no aparto la vista, no puedo. Sí la postal se va, se escapa a quien sabe dónde. Tal vez París, tal vez Europa, Tal vez Roma. Uno nunca sabe. 

Como pasa el tiempo, y nos deja sus huellas: una postal, bombas, tanques, niños y mujeres, El Tratado Internacional, flores. Uno nunca sabe si mirar al cielo, si  mirar el suelo. Como pasa el tiempo, y sus huellas. Te extraño, te suspiro, té chai. Qué lindo es saber de vos, que existes.


Una vez dijiste; “para guardar algo en tu memoria tan solo hay que escribirlo en una hoja de papel y esconderla”. Entonces escribí: tiempo, hay que guardarse un poco, uno nunca sabe. Qué lindo saber de vos. Las huellas del tiempo: un dibujo, un librito con muchas hojas, con mucho tiempo. Tu postal. Qué la pases bien. Ahora el diario. 





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