jueves, 16 de enero de 2014

Fuimonos

Y estábamos ahí sentados en el pasto, estaba el sol cayendo en nuestras espaldas. De pronto yo te abracé y caímos juntos en el mantel rojo donde estábamos comiendo. Nos reímos un rato y nos quedamos el uno al lado de otro, boca arriba, observando las nubes que daban un concierto solo para nosotros. Estábamos sonriendo y recuerdo que me dijiste fuimonos y yo me reí, y te dije es juimonos no fuimonos,  reímos porque era absurdo, porque no sabíamos nada de la vida, tú te estabas muriendo de cáncer y yo me moría de verte morir. Recuerdo como sonreías aquel día que decidimos hacer un picnic, llevar un poco de fruta y un poco de vino, un poco de vida. Me acuerdo que bailabas sin ritmo y yo aplaudía como mono. Estábamos siendo magia, yo el abra y tú el cadabra. Tú eras como el conejo y yo el sombrero, tú estabas dentro de mí. Pero dentro de ti estaban esas células podridas, cancerígenas, y tu cabello ya se había esfumado con el viento como cuando un niño sopla por primera vez un diente de león. Y cuando estabas en la cama del hospital con todos esos tubos quitándote la vida, tú llorabas porque no te querías morir y yo lloraba porque te ibas a morir. Y recuerdo muy bien cuando te moriste porque me dijiste fuimonos y te fuiste. Pero a veces sonrió porque te juiste con una sonrisa, y a veces te veo en mis sueños muerta pero sonriendo.  

miércoles, 8 de enero de 2014

Aquí y Allá


Y de aquí a allá no hay mucha diferencia. Ambas partes representan un espacio, uno singular. Se podría decir que aquí hace frío a excepción de las tardes que son calurosas. Pero allá se tiene que usar mascara de gas si uno pasa por el parlamento pibe, allá vos tendrías que usar unas gafas protectoras, tal vez llevar un mazo o posiblemente un arma en tu cintura de joven virgen. Tal vez allá vos ya no fueras una joven virgen. Virgen de espíritu, a eso me refiero; y es que muchacha allá los ideales son salvajes y vengativos. Aquí ¡mira los pastos! Que verdes son, mira las flores que crecen en los riachuelos, mira saltar a los conejos, mira los cometas de colores que invaden las nubes, mirar a vos como sonríes con los helados de leche, las cervezas de raíz, los chicles en el cabello. Mira que allá la física nuclear está muy avanzada, dicen que hay hombres con cara de pez a los que puedes ver retorciéndose en las sucias aguas de las alcantarillas. Allá no hay mucho que ver, el ave emblemática es el buitre; un animal carroñero. Mientras que aquí el ave representativa es el águila blanca, un animal majestuoso y muy respetable. Vos debes saber que aquí no nos andamos con bromas en eso del amor. Pero allá, ellos se preguntan ¿y que es el amor?

 Angélica, tienes que tomar en cuenta que allá no hay tiendas de vestidos de novia, aquí esas tiendas las puedes encontrar cada tres metros, de hecho no hay persona que no esté casada por aquí, las muchachas vírgenes como tú o están en planes de casarse o ya lo están haciendo. Allá me parece que se practica la poligamia, digamos que es un asunto de todos contra todos. Allá vos tendrías tres esposos, diez hijos, y una casa grande pero vieja. Aquí puedes escoger donde vivir, con quien casarte y cuantos hijos tener. En Wondervillage puedes encontrar una casa muy bonita que en el patio trasero tiene un pequeño lago artificial con tres cisnes, pero yo no la compraría; los cisnes se suicidan muy seguido, son animales muy tristes y la policía siempre esta acordonando la zona y si compras esa casa tendrás que responder algunas preguntas, pues la policía pensará que tú los has matado –aunque ya todos sabemos que ellos se cuelgan del manzano del jardín porque les gusta el olor- Y a vos un agente te preguntara ¿usted sabe algo sobre aquellos cisnes muertos? Pero vos tendrás que contestar que no sabes nada en absoluto, pero que sospechas que tal vez los asesinos vienen de allá; porque a la gente de allá le gusta el canto del cisne moribundo, y agregaras a tu respuesta, que entre tus sospechas piensas que la gente de allá guarda el canto del cisne en un frasco y que a veces, probablemente, destapen el frasco y se pongan a escuchar los cantos y se ponen a escribir poesía con sus máscaras de gas puestas y se ponen a pensar en el manzano en el que se cuelgan los cisnes y se ponen a llorar. Y entonces el agente de la policía te dejara en paz porque sabe que allá viven los poetas. En aquella ciudad atrapada en el tóxico olor de la poesía.