miércoles, 21 de agosto de 2013

Tiempos modernos

Ahora, a los que soñamos mucho nos llaman mediocres.
A los poetas nos llaman obsoletos,
a los filósofos los llaman viejos cascarrabias.
Ahora, en estos tiempos de modernismo y primermundismo
a los indígenas los llaman piezas de museo,
a las costumbres las nombraron fuera de moda
y ahora es mejor vista la violencia contra la mujer,
contra uno mismo; pues:
¿No todos descendemos de una mujer? ¿De una Eva?

Ahora en esta sociedad partida por escaparates, gimnasios,
religión y política mundana;
a los funcionarios corruptos se les atribuye el nombre de "libertadores"
a los obispos pederastas los canonizan, y
a los niños se les enseña a como no vivir y a como sí morir.
Ahora nos dicen en las escuelas que soñar es malo, como también lo es
vivir, superarse y cuestionarse.
Ahora, nos hablan de libertad cuando un muro al norte nos encarcela y nos mata
con su policía fronteriza y prejuicios.
Ahora nos dicen que todo saldrá bien, ahora nos vienen con el cuento
de que los políticos van a decirnos la verdad.

En estos tiempos tan modernos
el amor es acostarse,
la poesía ya es de tiempos añejos,
la amistad no existe,
el capitalismo nos devora poco a poco,
la felicidad es un mito que nos contaban los bisabuelos,
la educación no educa,
la moda nos enflaca, nos embellece, y luego
nos pone en un estuche muy mono;
un ataúd bajo seis metros de tierra
por desordenes alimenticios.

En estos tiempos tan modernos, yo;
prefiero abrazar sin explicación,
amar sin tener que acostarme,
vivir sin tener que morirme,
escribir poesía para que mis pasiones revoloteen
cual fénix en pleno apogeo.

En estos tiempos tan modernos,
de palabritas en ingles, de expresiones de desprecio,
de guerras santas y sucias,
de tecnología y de gobiernos inútiles.
Lo único que puede salvarnos del suicidio o de la depresión crónica, es:
una cama caliente,
una mujer bellisima, de esas a las que les gusta que las quieran bien,
un buen libro,
un café,
un cigarrillo,
y un cuaderno lleno de poesías.
O ya si todo esta muy jodido,
nos queda la esperanza de que Dios exista
y por consiguiente
el paraíso también.




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